A menos que nos muramos antes de llegar a la vejez, es inevitable no llegar a ella, y si, se puede la persona cuidar, pero cuando se llega a ciertos números en la vida, su aparición no puede ocultarse con facilidad, claro existen las cirugías, las cremas, los procedimientos no quirúrgicos y algunos truquitos, pero aun así, cuando aparece, no hay casi nada que la aleje.

Una de las partes que delata la edad avanzada en las mujeres, por alguna razón, es el cuello, el cual comienza a perder firmeza a partir de los cuarenta años (más temprano en algunas), y se recomienda comenzar a prestarle atención por lo menos a los 30 y tantos. Las manos también tienden a envejecer de manera muy notoria ya que comienzan a aparecer manchas y la textura de la piel se pone flácida y reseca. Las canas, aunque muchas veces aparecen temprano, son más fáciles de esconder con un tinte, pero el cuello, es el indicador principal cuando comienza a lucir flácido, se arruga con cada movimiento y expresión y las rayas se marcan, indicando que la vejez ha comenzado a visitar y tiene intenciones de quedarse, y eso es triste. 

Este tema puede parecerle innecesario a alguien, pero no lo es, es triste envejecer, saber que ya no se tiene la firmeza de cuando se tenía 20 o 30 años, de ver a gente más joven y recordarte que una vez gozaste lo que ahora ellos tienen y que en su momento quizás no valoraste mucho.