Los concursos de belleza no deberían existir porque son un fraude

No a cualquiera se puede considerar bella y no todas las mujeres que participan en ese tipo de concursos son realmente bellas de nacimiento porque si lo fueran, ¿por qué muchas entran ya operadas de la nariz, con liposucción practicada, senos puestos, dientes arreglados y hasta extensiones en el cabello? 

El certamen Miss Universe ha sido llevado a cabo por más de 70 años y aunque desde sus comienzos sus participantes se han hecho sus arreglitos, en la actualidad estos ya son más detectables.

Aunque mucha gente no quiere saber de Donald Trump, no hay que negar que cuando este concurso estaba bajo su mando, tenía altos estándares y no como en la actualidad, que parece un circo y cualquiera participa.

¿Cómo es posible que incluyan a una mujer gorda y flácida, cuando las que participan cuidan su figura para verse espectaculares en sus trajes de baño, y peor aún, incluir a una mujer transgénero que se cree mujer, pero no nació mujer? Nada en contra de la gente gorda y confundida con su género, pero en la vida no se puede ser tan falso para quedar bien, tampoco me parece que una mujer con hijos o ya casada, participe en un concurso donde se supone que usted debe ser considerada “señorita”, porque Miss se traduce a señorita y ser una “Miss” es ser una mujer que no está casada porque es joven, y no precisamente porque sea considerada “virgen” porque nunca haya tenido relaciones sexuales con un hombre.

Ella es Mariana Downing, descendiente de dominicanos, más no nacida en el país.

Otra molestia importante destacar de este tal concurso de belleza es que muchas de las mujeres escogidas para participar no son originarias del país que dicen representar, ya que algunas son nacidas fuera del país y ni hablan el idioma natal, como ha sido el caso este año de Mariana Downing, representando dizque a República Dominicana y ni habla bien español, provocando una falta de respeto total y más cuando en dominicana hay tantas mujeres nacidas allá más dignas de representar a su gente. Tener una madre o padre dominicanos, por ejemplo, no te hace cien por ciento dominicana, hay que nacer en el país, conocer su cultura y hablar el idioma correctamente.

Al final, estos concursos son un fraude y gana siempre la que los que controlan consideran conveniente en el momento.